miércoles, 20 de noviembre de 2013

CUENTOS INVENTADOS- El pequeño guerrero-

El humo salia despacio de sus labios, como si el tiempo lo detuviese en el aire. Dentro del tippi se respiraba un aroma a hierbas aromáticas y el calor era agradable ya que en el exterior un gran manto blanco cubría la pradera. El viejo Chaman deposito su pipa y observo con dulzura al pequeño joven que había entrado. La pregunta que le hizo no era fácil de contestar y menos para un muchacho tan listo como "pequeño lince". No valdría una respuesta evasiva, no  tampoco una respuesta para mañana al amanecer. El Chaman volvió a exhalar una bocanada de humo y hablo así:

- Bien pequeño lince, hace 12 años ya que el gran espíritu te trajo a nuestro mundo, en este camino te has dejado guiar por tus padres y por los ancianos de la tribu. Hoy me planteas una pregunta muy interesante pero también muy difícil de responder.

- Gran Chaman, tu todo lo sabes, eres nuestro sabio y guia espiritual. Es cierto que siempre he seguido los consejos de mis padres y escuchado a los ancianos de la tribu. Pero en esta ocasión nadie sabe responder a mi pregunta, es por eso que acudo a ti.

-Bien, me preguntas que porque hemos de morir, o mejor dicho porque el gran espíritu nos llama y debemos acudir. Confieso que nadie me hizo reflexionar tanto sobre una cuestión. Agradezco sinceramente tu visita y tratare de que cuando salgas de aquí tu inquietud sea satisfecha. Para ayudarte te contare algo. Hace muchas lunas el mundo no era tal y como lo conocemos. Todo estaba desierto, no existía nada, ni ríos, ni animales, ni personas. El gran espíritu viendo esto se entristecía, sentía soledad así que un buen día decidió hacer algo.
Primeramente sembró todo el desierto de diferentes semillas, en cada rincón del mundo salieron muchas y diferentes plantas, frutos y flores. Esto le agrado enormemente ya que todo se veía de muchos colores y olores agradables. Sin embargo el silencio reinaba sobre el mundo. Entonces creo a diferentes especies de aves y la primera fue el águila,  la nombro reina de las aves por su majestuosidad y elegancia en el vuelo. Los trinos y cantos le agradaron mucho al gran espíritu. No obstante veía el suelo vacío como si faltara algo que lo cuidara y recorriera, así que creo ríos y lugares con agua, dentro creo peces y otro seres. Todo se iba poco a poco armonizando y decidió también crear otros seres que habitaran junto a los demás. Entonces llamo a crear toda clase de mamíferos, reptiles, insectos. Hasta aquí todo iba bien y finalmente creo al hombre y a la mujer. A ellos les encomendó algo muy importante, les dijo que para que la tierra siguiera en armonía deberían respetar a todos sus habitantes y a sus plantas. Solo debían matar lo necesario y siempre debían pedir perdón a sus animales después de cazarlos. Hasta hoy siempre ha sido así y deberá seguir así siempre.

Pequeño Lince, se quedo un momento pensando sobre lo que el chaman le había contado y respondió:
 - Entonces, debo entender que cuando ya no servimos el gran espíritu nos llama para ir a su presencia, quiero decir ya no podemos cazar, ni pescar, ni cultivar...

- El Anciano se sonrió y exclamo-no es así exactamente. El ciclo de cada cosa es limitado, las plantas nacen, crecen y mueren. Durante ese espacio han dado oxigeno, algunas frutos, otras han facilitado madera o simplemente sombra al guerrero cansado. Los Hombres no somos diferentes, somos parte de ese ciclo de vida. Nacemos, vivimos y también hacemos muchas cosas útiles, después debemos morir para poder vivir con el gran espíritu. Digamos que regresamos al origen de nuestro comienzo. Tomalo como un descanso después de la vida.

- Sabes, creo que si eres el Chaman de nuestro pueblo, es porque eres el mas sabio de todos. Gracias, me has ayudado a entender.

-Yo , ya soy anciano y pronto me llamara el gran espíritu, pero no antes iré a su lado. Respeta el entorno, todo que nos rodea es parte de nuestro ser. Y ahora ve a jugar!!

-Si. Gracias. ¿ Puedo venir mas veces a tu tippi?
-Puedes venir las veces que desees pequeño.
-Hasta pronto Chaman.
-Hasta pronto pequeño lince.

El joven salio del tippi y emprendió una carrera hacia donde se encontraban sus amigos. El anciano suspiro satisfecho, sus mano recogió la pipa, le acerco una pequeña brasa y exhalo una bocanada larga. Miro al cielo que ya enseñaba las primeras estrellas y sonrió pensando que tal ves esa fuera su ultima luna en compañía de su gente.

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